La revolución radical de 1905 y los ideales perdidos de un partido político - HISTORIANDOLA

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La revolución radical de 1905 y los ideales perdidos de un partido político

La última revolución radical, se realizada en febrero de 1905, deja a los actuales radicales en una posición muy incomoda y hasta imposible de justificarse. Una compilación de dos artículos que nos permite conocer como los integrantes de aquella legendaria UCR se mantuvieron con altos ideales que incluían no aceptar cargos públicos, abstenerse de participar de las elecciones y el extremo de tomar las armas con el objetivo de lograr elecciones transparentes.

Sus enemigos era apellidos conocidos que resuenan aún en nuestros días, como los Quintana, Alcorta, Roca, Rodriguez Larreta, Godoy, etc. Sin dejar de mencionar a la prensa escrita, donde el diario La Nación hace el esfuerzo de minimizar la revolución para apoyar al gobierno oligarquico y de esta manera evitar su propagación, esto se puede observar en el segundo artículo.

Los integrantes de estas familias oligárquicas eran sus enemigos acérrimos contra los que se organizaron desde la Unión Cívica Radical para disputarles el poder. Hoy lamentablemente estos dos sectores, el oligarquico y el partido radical se encuentran unidos en una alianza donde el histórico partido ha claudicado todos sus ideales.


UCR: La oposición política organizada contra la oligarquía

Desde 1890, la Unión Cívica Radical había aparecido como una organización política de un nuevo tipo que produjo un cambio en el modo de hacer política. Sus dirigentes, aun cuando formaban parte de la clase gobernante, impugnaron la legitimidad del régimen sostenido por la exclusión y el fraude electoral.

La revolución del 90 no logró cambiar los fundamentos del sistema de gobierno oligárquico: sólo había desplazado a un sector de la oligarquía que fue reemplazado por otro. Frente a esta situación, y en ocasión de la sucesión presidencial de 1892, la Unión Cívica se fragmentó en dos líneas opuestas. La Unión Cívica Nacional conducida por Bartolomé Mitre y la Unión Cívica Radical liderada por Leandro N. Alem. La Unión Cívica Nacional propuso el acuerdo con el gobierno y en los años siguientes sus dirigentes y partidarios integraron los gabinetes y ocuparon cargos legislativos y la administración del Estado.

La Unión Cívica Radical, en cambio, se orientó hacia la intransigencia. Sus dirigentes negaron legitimidad al acuerdo y a los comicios que lo legalizaban y decidieron mantenerse en la resistencia. Sostenían que "No derrocamos al gobierno para separar hombres y sustituirlos en el mando; lo derrocamos para devolverlo al pueblo a fin de que el pueblo lo reconstituya sobre la base de la voluntad nacional."

Durante los años siguientes, en el interior de la UCR se debatieron dos tendencias: la abstencionista - no participar en las elecciones- y la concurrencista- participar en las elecciones. Entre 1891 y 1894, la UCR participó de las elecciones y obtuvo algunas victorias. Pero, al mismo tiempo, los cívicos radicales que sostenían la impugnación revolucionaria comenzaron a extender su influencia a algunas provincias. En 1893, se sucedieron movimientos revolucionarios en Córdoba, San Luis, Santa Fe, Tucuman y en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Los enfrentamientos entre los radicales de las dos tendencias continuaron hasta que después de 1904, Hipólito Yrigoyen asumió como jefe de la UCR e impuso la línea de la abstención.

En 1905, la revolución impulsada por Yrigoyen con el apoyo de sectores del ejército coincidió con una creciente agitación social protagonizada por organizaciones obreras. Aunque la revolución radical no triunfó, el gobierno advirtió los riesgos de mantener por mucho más tiempo la restricción del sistema político y de que la oposición social se uniera a la oposición política. Desde entonces, entre la clase gobernante se acentuó la preocupación por transformar las reglas del juego para lograr la participación política de sectores hasta entonces excluidos. El mantenimiento de la exclusión parecía más peligroso que una incorporación política controlada por la oligarquía.

Alonso, M; Elisalde R. y E. Vazquez. Historia Argentina y el mundo contemporáneo. Buenos Aires: Editorial Aique, 1998, p. 184,185


Como informó la Revolución el diario La Nación 

La otra visión estará dada por los periódicos de la época, como, por ejemplo, el diario La Nación de Buenos Aires, que informará a los lectores sobre los acontecimientos ocurridos a través de sus páginas interiores. En este sentido, con un título poco destacad o, se in forma: Sobre las actividades del Presidente Quintana. que a las 3 y 45 de la mañana, se dirigió a la Casa Rosada, donde se encontraba el gobernador de Santa Fe, Freire, y el ministro Rodríguez Larreta. Éstos estaban tomando las primeras medidas para sofocar el "movimiento subversivo". 11

Aquí tenemos la primera calificación de la asonada por el periódico, de la cual se nota la ausencia, para informar de esta situación, de la categoría de "Revolución". Ese mismo día, el periódico informa de la implantación en el Territorio Nacional del "estado de sitio", cuyos fundamentos y articulado del decreto son los siguientes: "El Poder Ejecutivo informa que habiéndose producido el 4 de febrero un movimiento subversivo, en varios puntos de la República, y siendo necesario reprimirlo con la mayor celeridad y energía, en ejercicio de la facultad que le confiere la Constitución en los artículos 28 y 86 inciso 19, el Presidente de la Nación en acuerdo con sus ministros decreta: 1) Declara el estado de sitio en todo el territorio nacional por el término de treinta días. 2) Movilizase las tropas de reserva del ejercito de línea de la República. 3) Encárguese al Ministro de Guerra la organización". Firman el decreto presidencial: Manuel Quintana, Rafael Castillo, Joaquín v. González, J. A. Terri, Rodríguez Larrera, Enrique Godoy, A. Horma, Juan Martín." 12

Nuevamente se hace referencia al "Movimiento Subversivo", para informar sobre la asonada del 4 de febrero. A todo esto, el diario complementa la información dando detalles de la convocatoria a los reservistas de las clases 1880, 1881, 1882 de la provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Salta, Córdoba y Entre Ríos, lo cual, más allá de lo acotado de la información, deja traslucir la magnitud del levantamiento revolucionario. Por último, el diario publica, en la misma página, un a nota enviada por el Poder Ejecutivo, en la cual se hace saber de la prohibición de publicar noticias referidas a los hechos políticos de la actualidad . Con esta actitud el gobierno intenta impedir que la población tome contacto por medio de la prensa de la magnitud de los acontecimientos, y el diario tiene una excusa legal para seguir informando parcialmente.

Muy acotadamente el periódico, en otras páginas, informa sobre la realización de allanamientos en domicilios privados de la Capital Federal, de la toma de algunas comisarías, sobre todo la segunda, donde un policía fue muerto de un balazo en el pecho. Otras informaciones hacen referencia a disturbios menores en las seccionales tercera y quinta de la ciudad Capital. Más adelante se publica una lista de unos 300 detenidos, como así también una de los heridos, y de 9 muertos. Por último, el diario informa que la ciudad, salvo estos episodios antes detallados, se mantiene en calma, que el comercio y los bancos trabajan con normalidad, y que la gente, en su gran mayoría, e indiferente a la situación creada por la sublevación. También se ofrece un panorama del movimiento de las tropas y se destaca la colaboración prestada al presidente Quintana por los generales Roca y Ricchieri." 13

Al día siguiente, La Nación informa que, en la Capital, la situación es de tranquilidad y que el presidente Quintana conferenció telegráficamente con el vicepresidente Figueroa Alcorta, quien se encuentra en manos de los revolucionarios en la ciudad de Córdoba. También se afirma que hay algunas negociaciones con lo rebeldes, con los cuales se está negociando una salida para su rendición. A continuación se detalla que la situación en Rosario es de tranquilidad y que los enfrentamientos han tenido lugar fuera de la ciudad. Más adelante, destaca el matutino, como un gesto patriótico, la visita del general Mitre a la Casa de Gobierno, para ponerse a disposición del Presidente de la República, en su carácter de militar. 14' 

Una opción para informar indirectamente es característica de los periódicos de la época, para expresar su opinión a través de las publicaciones de otros periódicos. Esto lo llevan a cabo haciendo transcripciones de noticias y comentarios de la prensa extranjera. En este sentido, en una sección denominada "Ecos de la Prensa Extranjera", se publican los titulares de los diarios de Chile y Uruguay, y algunos comentarios sobre la actualidad política argentina. Los periódicos de chile y Uruguay nos informan sobre el levantamiento revolucionario de la siguiente manera: El Ferrocarril; "Que lamenta la alteración del Orden Constitucional en Argentina"; El Porvenir: "Afirma que la paz y el progreso en América están en peligro, por los dolorosos hechos que ocurren en Argentina"; El Ilustrado: "comenta que lo está ocurriendo en Argentina es nocivo para toda América". Mientras que la prensa uruguaya manifiesta sus opiniones a través de los siguientes diarios: El Siglo: "Juzga de 'insensato' el levantamiento, afirmando que no se sabe quién están detrás de esto, ni qué quieren , ni cuál es su programa"; El Tiempo: "Opina de que no se trata de un movimiento armado"; mientras que el diario Democracia: "Atribuye la asonada al Partido Radical, la cual se venía preparando desde hace tiempo. Más adelante agrega, que esto demuestra la situación de tristezas y padecimientos que soporta el pueblo argentino"." 15

Como podemos apreciar, los comentarios de los diarios de los países vecinos, casi por unanimidad se manifiestan a favor del régimen, lo cual no es impedimento para su publicación, si bien tenemos que tener en cuenta que se ha aprobado un decreto que prohíbe informar sobre temas políticos de la actualidad; pero seguramente la medida sólo tiene fuerza si las publicaciones son contrarias al gobierno del presidente Manuel Quintana.

Al día siguiente, e1 periódico publica su opinión sobre los acontecimientos, a través de un editorial, el cual lleva por título "El Imperio de la Razón". En el se sintetiza la posición contraria a la asonada: ya en el comienzo del editorial el diario expresa: "Desde un primer momento en que se produjo la revuelta, la hemos reducido a la categoría de 'Turba Multa' callejera"16. Esta categorización se contrapone a la de Revolución, en un claro intento de reducir el hecho revolucionario a la acción de una banda, que opera sin ningún tipo de respaldo, ni partidario ni ideológico. El editorial continúa afirmando: "Es un alzamiento parroquial, complicado can la descabellada confabulación de distintos militares, sobornados y engañados por subalternos".17 De esta forma se desdeña la participación de los jóvenes oficiales y demás mando militares que participaron de la asonada revolucionaria, cuando hemos podido apreciar el convencimiento ideológico de estos integrantes de las fuerzas armadas, como así también del convencimiento en la idea de Reparación, y de su vocación de servicio a la Constitución Nacional, y está probado a partir de las distinta reuniones que mantuvieron con Yrigoyen desde 1902 en adelante.

La siguiente apreciación afirma: "Afortunadamente se ha penetrado pronto en el interior de los alcances de la asonada, como lo demuestra la alta cotización de los títulos de la deuda pública en la Bolsa de Londres".18 Queda claro, para el diario, cuáles son los verdaderos indicativos de que el país está en calma y que no corre riesgo de sedición; la Bolsa de Londres o los mercados con la variable que, aparentemente, relaja o altera el ánimo de los argentinos; parece que ayer fuera hoy. Más adelante , el diario comenta: "¿se puede calificar esto de revolución?, ¿de conflagración política?".19 Nuevamente, y ahora con mayor contundencia, el diario pone en dudas la categoría de Revolución, al referirse a los acontecimientos del 4 de febrero, y a continuación afirma: "En cuanto al motín militar, se reduce al levantamiento de destacamentos aislados, producidos por oficiales subalternos, movidos por motivos ajenos a la política, sobornados con esperanzas y promesas, y no se han dado cuenta que han sido engañados. En definitiva la asonada es anónima y ha sido sofocada como se suprimen los piquetes sublevados. Tras esta intentona descabellada no hay pueblo, ni opinión, ni partido político que asuma la responsabilidad".20 El diario, al informar, reduce al mínimo los alcances de la asonada, vinculando aisladamente a algunos oficiales y destacamentos. La bibliografía sobre el tema nos remite a unas 14 unidades militares de importancia en todo el país, acompañadas de una gran cantidad de oficiales de rango, identificados en cada una de ellas." Seguidamente, se califica a la asonada de "anónima", cuando todos en la intimidad saben que Yrigoyen se encuentra detrás del levantamiento revolucionario, como así también que Hipólito Yrigoyen es sinónimo de radicalismo.

Arrondo, César Aníbal, 4 de febrero de 1905: Los radicales y la gesta revolucionaria. Anuario del Instituto de Historia Argentina. 2003, no. 3, p. 7-23

11 La Nación, 5 de febrero de 1905, p. 6
12 Ibidem
13 Ibidem, p. 7
14 La Nación, 6 de febrero de 1905, p. 6
15 Ibidem
16 La Nación, 7 de febrero de 1905, Editorial, p. 4
17 Ibidem

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Prof. Walter Onorato