Del Feudalismo al Capitalismo: La Transición Hacia la Modernidad en Europa - HISTORIANDOLA

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Del Feudalismo al Capitalismo: La Transición Hacia la Modernidad en Europa

 La transición al mundo moderno




A partir del siglo xv comenzaron a producirse transformaciones significativas en la vida económica, política, social y cultural de Europa occidental, que fueron modelando lo que se conoce como Modernidad. Sin embargo, al abordar este período es importante advertir que no hubo un corte tajante con la Edad Media. Por el contrario, persistieron algunos aspectos de la Baja Edad Media, que marcaron una continuidad con el pasado.


En el aspecto económico, durante los siglos XV y XVI, se mantuvieron las formas feudales de producción. A pesar de ello, paralelamente comenzaron a asentarse en Italia y en Flandes las bases para el surgimiento de formas capitalistas, es decir, formas de vida económica basadas en la división del trabajo y en el capital, cuya vigencia plena se alcanzó recién en el siglo XVIII.


En el plano político, se constituyeron estados centralizados en torno de un monarca, que contribuyeron al progresivo abandono de la fragmentación política propia del sistema feudal. El modelo de un poder universal, heredado del Imperio Romano -que sobrevivió en el Sacro Imperio Romano Germánico-, fue siendo reemplazado por los modelos nacionales.


En el aspecto social, aunque continuó el predominio de la aristocracia feudal, empezó a adquirir mayor peso la burguesía, sector vinculado al comercio. Aparecieron nuevas técnicas comerciales, como la letra de cambio y la contabilidad por partida doble. Los burgueses, que invertían en el campo las ganancias obtenidas en el comercio, impulsaron adelantos técnicos y nuevas formas de producción en el ámbito rural.


En el plano cultural, el pensamiento de los humanistas -con su interés por el pasado-, las traducciones de los sabios de la Antigüedad y la nueva forma de concebir al hombre desplazaron el saber escolástico medieval. Se revalorizó la experiencia como fuente de conocimiento, en detrimento de la tradición que primaba durante la ma- yor parte de la Edad Media. La imprenta permitió difundir ampliamente no sólo el conocimiento de la Antigüedad sino también las obras de los eruditos medievales y la de los hombres del Renacimiento. En el arte surgieron nuevas formas de representación.


El desarrollo de la ciencia y de la técnica trajo consigo nuevas formas de concebir el universo que modificaron la imagen de los mundos conocidos. La evolución de los medios de transporte favoreció la expansión del comercio marítimo y los viajes de exploración. Con el descubrimiento de América y la profundización del conocimiento de África se amplió el horizonte geográfico de los hombres europeos.


Durante los siglos XV y XVI, se produjeron también importantes cambios en la vida cotidiana, la familia, el lugar de la mujer y de los niños en la sociedad, y en el modo de entender la educación.


Así, continuidades y cambios, permanencias y rupturas con la tradición, fueron modelando un mundo del cual, en muchos aspectos, somos todavía herederos.



El Renacimiento - La apertura de nuevos horizontes


La Tierra, el cielo, el hombre son explicados hasta sus límites más lejanos por el ingenio de los europeos al final de la Edad Media.



El hombre y el mundo


En los siglos XV y XVI, nuevas formas de pensar y de vivir se fueron abriendo paso en una lenta ruptura con el mundo medieval. El período histórico que denominamos Renacimiento no fue sólo un "renacer" en el sentido de una vuelta a la Antigüedad, sobre todo a través de la lectura de los autores griegos y latinos, sino que, fundamentalmente, significó un cambio en la actitud de los hombres frente a la vida.


Durante gran parte de la Edad Media, los europeos procuraron obtener de Dios y la religión la salvación que les asegurara un sitio en el cielo. A fines de la Edad Media, el hombre comenzó a pensar más en sí mismo y otorgó mayor importancia a los beneficios del éxito en este mundo. Esta nueva valoración de sí mismo y el desarrollo del espíritu crítico produjeron avances novedosos en aspectos esenciales de la sociedad, como la economía, la politica, la ciencia y las artes.


En la temprana modernidad que fue el Renacimiento comenzaron a ampliar los horizontes conocidos hasta entonces: el geográfico, el celeste, el tecnológico y el temporal.


El horizonte geográfico, dilatado por los descubrimientos de América y la profundización del conocimiento de África, enfrentó al europeo con preguntas acerca de la naturaleza de los nuevos hombres de esos continentes: ¿eran seres humanos? ¿de dónde venían?, ¿cómo debían ser tratados?


Un nuevo horizonte celeste reemplazó la antigua imagen del cosmos. En la vieja perspectiva, según el astrónomo y geógrafo griego Ptolomeo (siglo II d.C.), la Tierra estaba en el centro del universo (geocentrismo). A partir del astrónomo Nicolás Copérnico (1473-1543) se descubrió que el Sol es el astro que ocupa el centro del sistema planetario (heliocentrismo) y que la Tierra gira a su alrededor.


En el horizonte tecnológico, nuevas invenciones, como la pólvora, la brújula, el papel y la imprenta, permitieron la ampliación de los conocimientos del hombre.


Con respecto al horizonte temporal, el Renacimiento inició la mirada hacia el pasado. Los hombres de la época leyeron a los antiguos clásicos buscando respuestas a los desafíos que planteaba su presente.


Este gran movimiento, vinculado inicialmente a las prósperas ciudades italianas, se difundió por Europa. La expansión de las nuevas ideas fue llevada a cabo, fundamentalmente, por los humanistas,



Antiguos y nuevos saberes: magia y ciencia


En esta época se desarrolló una confianza en la propia razón para explicar el mundo. Los hombres del Renacimiento se interesaron por hallar explicaciones para los fenómenos físicos y naturales mediante la ciencia experimental y la técnica. Ejemplos de esta actitud fueron entre otros los hallazgos sobre anatomía humana del médico Andrés Vesalio (1514-1564) y los avances en la cirugía debidos a Ambroise Paré (1510-1590). En el plano de la ciencia aplicada se destacó la difusión de tratados sobre minería, metalurgia y arte militar.


Sin embargo, estos adelantos científicos convivieron durante largo tiempo con antiguas prácticas e ideas supersticiosas que intentaban comprender y explicar las fuerzas que mueven este mundo.


Lejos de extinguirse, las creencias en la magia, la astrología y la alquimia cobraron un nuevo impulso. Se pensaba, por ejemplo, que los astros del cielo influían en la vida de los hombres y que era posible profetizar el futuro mediante la utilización de horóscopos. La magia natural (magia blanca) era un modo de explicarse los fenómenos físicos, naturales y hasta las enfermedades del cuerpo y del alma. En medio de un clima altamente supersticioso, algunos magos eran acusados de nigromantes, es decir, de practicar una magia dañina, la magia negra, luego de haber entrado en contacto con el demonio.


El Renacimiento fue, entonces, una época bifronte, que se nos presenta bajo dos aspectos: como el preludio de nuestra era científica y técnica, por un lado, y como el período final de una cultura mágica, por otro.




El Renacimiento - Humanismo y Antigüedad


Los intelectuales italianos revelaron a Europa la experiencia histórica de sus antepasados y de la civilización greco-romana.


Mirar hacia el pasado para comprender el presente Durante el Renacimiento se produjo un cambio en la actitud del hombre frente al mundo Filósofos, científicos, literatos 2 políticos consideraron que el pasado greco-latino era la perfec ción en materia de creación humana y buscaron en él elementos que los ayudarán a comprender el mundo y, al mismo tiempo comprenderse.


En la Italia del siglo xv florecieron ciudades que recordaban por su pujanza a las antiguas ciudades-estado griegas. Esta cultura urbana se diferenciaba claramente del mundo feudal rural. Al comienzo, el "renacer" del interés por la Antigüedad surgió en algunas de esas ciudades, donde la tradición clásica había perdurado, La presencia del pasado greco-latino se manifestó no sólo en los antiguos monumentos arquitectónicos, sino también en el uso y el gusto por la lengua latina.


 En esos primeros momentos del Renacimiento los humanistas fueron hombres de letras que se ocuparon del estudio de las obras antiguas y de la difusión del conocimiento facilitada por la imprenta Este intento por expandir la cultura los diferenció de los hombres de la Edad Media, que habían conservado el saber, fundamentalmente, en los monasterios.


Los humanistas recuperaron a los antiguos como hombres "modernos", es decir, comprometidos con los intereses y las preocupaciones del tiempo en que vivían. No tuvieron un solo maestro, estudiaron a Platón, a quien consideraban por sobre Aristóteles, y a los autores del helenismo, del judaísmo y del cristianismo primitivo.


Los humanistas fueron hombres religiosos, la mayoría de ellos cristianos, que buscaron descubrir en los antiguos la manera de preguntarse sobre el mundo y las cosas. Su búsqueda intelectual se caracterizó por el desarrollo del pensamiento crítico en oposición al pensamiento dogmático.


Con esta nueva mirada sobre el pasado, lograron establecer una síntesis entre la cultura clásica y el cristianismo.


Así como resurgió con gran fuerza el estudio de la cultura greco-latina y de las lenguas griega y latina, los humanistas italianos comenzaron también a escribir en su propia lengua. Ya en el siglo XIV, los italianos Dante, Petrarca y Boccaccio- precursores del Humanismo habían escrito en italiano. Paralelamente, entre los siglos xv y XVI, los estudiosos españoles, como Antonio de Nebrija y Luis Vives se ocuparon del estudio de su propio idioma y crearon la primera gramática castellana.


El Humanismo: una nueva manera de pensar la sociedad En Florencia, el Humanismo estuvo estrechamente asociado con los intereses y las preocupaciones de quienes gobernaban la ciudad. Allí inició Nicolás Maquiavelo (1469-1527) sus reflexiones sobre la política. En su obra El Principe (escrita en 1513) analizó las distintas formas de gobierno, los modos de llegar al poder y los métodos para conservarlo, recurriendo a ejemplos tomados de la historia antigua. Maquiavelo quería contribuir con sus escritos a lograr la unidad de Italia. Para ello, describió las formas de acción política que consideraba adecuadas a la realidad que lo rodeaba, brindando consejos al "principe" para que pudiera sostenerse en el poder.


Otro humanista que ejerció una gran influencia en su época fue el holandés Desiderio Erasmo (1467-1536), quien en su sátira Elogio de la Locura (1511) criticó aspectos de la sociedad, particularmente los abusos de la Iglesia. Algunos autores consideran que contribuyó con esas críticas al desarrollo de la Reforma protestante a la que, sin embargo, nunca adhirió.


Otros humanistas describieron sociedades ideales. El inglés Tomás Moro (1478-1535), por ejemplo, realizó en su obra Utopía (1516) una dura crítica a la sociedad de su tiempo. Utopía -una isla producto de su imaginación-muestra un mundo que se rebela contra la pobreza y las desigualdades que genera la propiedad. En ella, un gobierno elegido por todos los habitantes distribuye los bienes que producen en conjunto.

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