El poder del pensamiento crítico: una herramienta olvidada en la educación - HISTORIANDOLA

Breaking

El poder del pensamiento crítico: una herramienta olvidada en la educación

En la vida cotidiana, las personas no ven el mundo tal como es, sino como ellas mismas son. Este es uno de los ejes centrales de la reflexión sobre el pensamiento crítico que se abordó en una conferencia Pablo Perez-Paetow. A través de una serie de imágenes, el ponente invitaba a preguntarse: ¿Qué vemos? ¿Un niño pequeño o el nacimiento de Jesús? ¿Dos ancianos o dos músicos mexicanos? El punto era claro: todo depende de cómo miremos, y esa mirada está moldeada por nuestras experiencias, creencias y peculiaridades.


Un profesor olvidado

El pensamiento crítico, en palabras del expositor, es como un profesor interno, aquel que realmente nos enseña a observar cuando antes solo veíamos. Este profesor nos desafía a dejar de oír para empezar a escuchar, a dejar de juzgar para comenzar a pensar. Es un maestro que no le teme a suspendernos siempre y cuando aprendamos a no rendirnos y a ser consecuentes con nuestras ideas. Sin embargo, este “profesor” rara vez se encuentra en los recintos escolares. En muchos casos, ni siquiera se nos presenta, ya que el sistema educativo actual parece estar más enfocado en la repetición y memorización que en el verdadero análisis crítico.


Pensar es más que opinar

El expositor, Pablo Perez-Paetow,  enfatizó que, según la Real Academia Española, el pensamiento es simplemente la acción de pensar, mientras que el adjetivo "crítico" se refiere a emitir juicios tras un análisis. Sin embargo, él sostiene que no hay diferencia entre pensar y pensar críticamente, porque si uno no está pensando críticamente, simplemente no está pensando. Pensar críticamente es como subirse a una montaña y observar el mundo desde la calma, la imparcialidad y la racionalidad.

A diferencia de lo que comúnmente se cree, pensar no es lo mismo que opinar o juzgar. Pensar implica analizar, desmenuzar un problema desde una posición ajena y privilegiada, libre de las influencias de la opinión hegemónica o del dogma que frecuentemente se impone en nuestras vidas. Sin embargo, llegar a esa posición de imparcialidad es lo realmente complicado. No es fácil pensar críticamente en un mundo que nos entrena para repetir lo que se nos dice sin cuestionarlo.


La educación: ¿llenar un recipiente o hacer crecer una flor?

Uno de los momentos más reveladores de la charla fue cuando el ponente comparó la educación actual con el proceso de llenar de agua un recipiente, en lugar de ayudar a una flor a crecer según su propia naturaleza. Esta metáfora resuena profundamente en un sistema educativo que premia la memorización sobre la reflexión. Para pasar un curso, se nos exige repetir, memorizar y "escupir" información en exámenes, pero ¿dónde queda el espacio para el pensamiento crítico y la creatividad?

El caso de un niño musulmán arrestado en Estados Unidos por llevar a clase un reloj que él mismo había fabricado es un ejemplo de cómo el sistema reprime la curiosidad y la innovación. En lugar de fomentar la creatividad, la profesora de ingeniería le advirtió que no mostrara su invento. Así es como se perpetúa una mentalidad de control y vigilancia, en lugar de una que estimule la programación de nuevas ideas y soluciones.


El pensamiento crítico es esencial para ser humanos

Sin pensamiento crítico, se nos equipara a máquinas, meros autómatas programados para obedecer sin cuestionar. El expositor citó a Noam Chomsky, quien decía que el verdadero aprendizaje tiene que ver con el descubrimiento de la verdad, no con la imposición de una verdad oficial. Esta imposición, afirmó, nunca conduce a un pensamiento crítico e independiente. El problema es que, incluso en asignaturas como filosofía, que deberían incitar al pensamiento crítico, muchas veces no se fomenta ese tipo de reflexión.

De manera provocativa, el orador sugirió que si grandes pensadores como Kant, Rousseau, Marx o Locke fueran expulsados del currículo educativo, no importaría, siempre y cuando regresen de la mano del pensamiento crítico y filosófico que deberían haber tenido al entrar en nuestras aulas. Este tipo de pensamiento debe ser la base de toda educación, porque es lo que nos diferencia de una máquina: la capacidad de decisión propia.


Un cambio necesario y urgente

La conferencia culminó con un llamado al cambio. "Piensa, adapta y cambia" fue el mantra con el que el ponente cerró su presentación. Según él, el sistema educativo actual no está preparado para un cambio, pero los estudiantes sí. Depende de ellos, de su capacidad para pensar críticamente y no conformarse con lo que se les impone. Si no trabajamos por nuestros propios sueños, alguien nos contratará para trabajar por los suyos.


El pensamiento crítico no es una opción, sino una necesidad urgente en un mundo que avanza a pasos agigantados hacia una sociedad controlada por el dogma y la opinión hegemónica. El cambio comienza con cada uno de nosotros, cada vez que decidimos pensar por nuestra cuenta, en lugar de dejarnos programar por las opiniones y verdades absolutas que otros intentan imponer.


Reflexión final

En un sistema que premia la memorización y castiga la creatividad, el pensamiento crítico se convierte en el único camino para encontrar una verdad propia y no la verdad que otros nos quieren imponer. Hoy más que nunca, necesitamos un sistema educativo que fomente el análisis, la creatividad y la independencia de pensamiento. Es hora de arrancar de raíz ese hierro que impide que crezcamos según nuestra naturaleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario