"El 15 de abril de 1920 se produjo un asalto en una fábrica de zapatos de South Braintree (Massachusetts) en donde fueron asesinados un cajero y un vigilante y fueron robados unos quince mil dólares. La policía hace una redada por la zona y detiene a Sacco y Vanzetti —que eran absolutamente ajenos al hecho— por averiguación de antecedentes.Comienza un proceso judicial plagado de errores y prejuzgamientos que culmina en mayo de 1926, tras cinco años de apelaciones y reclamos de personalidades tan diversas como Albert Einstein, Charles Chaplin y el Papa, con la condena a muerte de los dos anarquistas.""A partir de ese momento, la indignación recorrió el mundo. La opinión pública mundial asistía a una farsa de juicio, acompañado por la propaganda oficial y los medios de prensa representantes de los sectores altos y medios estadounidenses. Los obreros del mundo se unieron para intentar salvar la vida de los dos inocentes, que pronto se convertirían en la bandera universal de la lucha contra la discriminación y la injusticia.""Severino Di Giovanni fue uno de los más vehementes impulsores de la campaña local escribiendo notas para periódicos anarquistas, para su propio periódico y para la L’Adunata dei Refrattari, el diario de los anarquistas de Nueva York, puntal de lanza en la defensa de Sacco y Vanzetti.A las 23 horas del 16 de mayo (1926), en Buenos Aires, un estruendo sacudió la esquina de Arroyo y Carlos Pellegrini, sede de la embajada norteamericana. Una bomba colocada por Di Giovanni destruyó completamente el frente del edificio. La explosión fue de tal magnitud que los policías que llegan al lugar ingresaron al interior de la embajada por el boquete dejado por el estallido.Cuenta La Nación: "Anoche, aproximadamente a las 23, estalló una bomba junto a la puerta de la Embajada de los Estados Unidos. La Embajada norteamericana se hallaba instalada en un edificio de su propiedad, ubicado en la esquina de las calles Arroyo y Carlos Pellegrini [...] Eran exactamente las 23.05 cuando se oyó una formidable explosión [...] Interrogamos al embajador norteamericano, Mr. Peter Augustus Jay, acerca de los posibles motivos que hubiesen provocado el atentado.’Tal vez se trate de un atentado ácrata, en represalia por el proceso de Sacco y Vanzetti, a quienes hace poco se les ha denegado por los Tribunales de mi país un nuevo recurso que habían interpuesto. Recuerdo que hace tres años, con motivo de este mismo proceso, hubo toda una serie de atentados contra las Embajadas, Legaciones y Consulados de Estados Unidos.""Al día siguiente el presidente Alvear envió a su edecán a entrevistarse con el embajador Jay y ordenó varios allanamientos. Según La Nación: La policía decidió orientar definitivamente sus pesquisas hacia los elementos extremistas, donde, sin duda, nació la idea criminal. Para pensar así, la policía se basa en las prédicas recientes de evidente hostilidad, determinadas por el fallo del caso Sacco y Vanzetti, y en la propaganda adversa que desde tiempo atrás se viene realizando, no solo por cuenta de los ácratas de aquí sino también por los dirigentes de agrupaciones extremistas de los Estados Unidos".La policía pide colaboración a la embajada italiana para identificar a los responsables. Sospechan de un joven rubio que la misma mañana del atentado, en una asamblea obrera pro Sacco y Vanzetti había propuesto vehementemente dejarse de palabras y pasar a la acción. Para la embajada no hay dudas, debe tratarse de la misma persona del episodio del Teatro Colón. La policía detiene a Severino y allanan su casa de Morón. Lo torturan durante cinco días pero no logran arrancarle ninguna información, el detenido se burla de sus torturadores. No tienen pruebas contra él. A las 48 horas el juez debe dejarlo en libertad."
"En todos los países hubo mitines, huelgas, protestas, atentados de repudio por Sacco y Vanzetti. En la Argentina, ni que hablar. Los anarquistas no eran niños de pecho. Ante la violencia de arriba no se prosternaban ni huían. Respondían. El 16 de mayo de 1926, a las 23, estalla la protesta en Buenos Aires con una bomba en la embajada norteamericana, en Arroyo y Carlos Pellegrini. El boquete que abre la explosión es tan grande que los policías que llegan pueden entrar por él al edificio. El escudo de Estados Unidos va a parar al medio de la calle. Del almacén de enfrente caen las botellas de las estanterías. Poco después, como se usa, los más altos funcionarios de la policía del gobierno radical de Alvear, encabezados por el jefe de Investigaciones, Santiago, irán a pedirle disculpas al embajador norteamericano y asegurarle que los culpables caerían muy pronto. Pero no sería la única. El 22 de julio de 1927 estalla una bomba en el pedestal de la estatua a Washington, en Palermo. Un banco de mármol, situado junto al monumento, va a parar a cinco cuadras del lugar. Cincuenta minutos después estalla otro artefacto en la empresa Ford, de Perú y (hoy) Hipólito Yrigoyen. El automóvil último modelo expuesto en la vidriera queda totalmente inutilizado."
"El 22 de julio de 1927, tras una movilización organizada por las principales centrales obreras, se produjo un atentado que si bien no dejó víctimas, sirvió de excusa para que la prensa comenzara a hablar en lo sucesivo de una modalidad específica: el "atentado terrorista", llevado a cabo bajo la protección de la noche, por uno o dos hombres con sobretodo que huían raudamente en automóviles. Se trataba de una nueva modalidad de la propaganda por el hecho en Argentina: bombas anónimas, atentados que nadie reivindicaba y cuyo objetivo era por momentos opaco.A las once de la noche estalló una bomba a los pies del monumento a George Washington en el Parque Tres de Febrero, ubicado en el barrio de Palermo. Unos minutos después detonaba otro artefacto en la vidriera del local de la concesionaria Ford, en la esquina de las calles Victoria y Perú, en el centro de la ciudad. Una tercera bomba que no hizo explosión fue hallada dentro del local. Estos atentados dejaron numerosos daños materiales y ninguna víctima. El Jefe de Policía de la ciudad, Francisco Wright, los jefes de la División de Investigaciones y Orden Social, Eduardo Santiago y Dante Buzzo, declararon a la prensa que esas acciones constituían la expresión de protesta de "determinadas agrupaciones por el proceso a Sacco y Vanzetti". La prensa identificaba un antecedente ocurrido un año atrás, el 16 de mayo de 1926, cuando estalló una bomba en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires. El atentado fue interpretado por la prensa como una réplica de otros cometidos en distintos países como consecuencia de las protestas por el caso Sacco y Vanzetti. El grupo anarquista vinculado a La Antorcha, sus redactores y militantes, fueron señalados como los responsables por "recomendar el sabotaje y otras cosas por el estilo". La policía detuvo a sus principales referentes y a los dirigentes del Comité pro-Sacco y Vanzetti.
La vinculación de los atentados con la protesta obrera y con el anarquismo en particular se hallaba confirmada, según informaron La Razón y La Prensa con fotografías en primera plana, por el hecho de que las bombas se hallaban envueltas en varios ejemplares de un diario escrito en italiano en el que podía leerse claramente "Comitato di difesa Sacco e Vanzetti".
Inmediatamente allanaron locales obreros y detuvieron a reconocidos militantes; Horacio Badaraco, Orestes Bar, redactores del periódico La Antorcha y Miguel Arcángel Roscigna, a quien la policía tenía identificado como "anarquista de acción" y que había estado vinculado a acciones ilegales junto con obreros panaderos y chauffeurs. No obstante el propio jefe de policía reconocía que sería difícil dar con los autores del hecho ya que "se trataba de atentados cometidos individualmente y en forma completamente reservada".
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