El Radicalismo durante la Década Infame (1930-1943) - .

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El Radicalismo durante la Década Infame (1930-1943)

La Década Infame (1930-1943) arrojó al radicalismo argentino a una vorágine de persecución y proscripción bajo el yugo del gobierno militar de Uriburu. Este oscuro capítulo político, marcado por la resistencia y las luchas internas, culminó con el ascenso imparable del peronismo, desplazando al partido radical como protagonista de la escena política.



El radicalismo argentino, tras el impacto del golpe de Estado de 1930, se vio envuelto en un turbio escenario de persecución y proscripción a manos del gobierno militar liderado por Uriburu. Locales partidarios clausurados, actividades políticas suspendidas y dirigentes radicales encarcelados configuraron el calvario al que se vio sometido el partido.


No obstante, lejos de desvanecerse, el radicalismo mostró una resiliencia notable. En la clandestinidad, grupos de resistencia surgieron, publicando manifiestos que denunciaban la dictadura imperante. El renacer del partido en 1932 bajo la denominación "Unión Cívica Radical Antipersonalista" fue un acto de resistencia que sorprendió por su vigor y respaldo popular.


La década siguiente fue testigo de los intentos del radicalismo por recuperar el terreno democrático a través de la "Concordancia". Este acuerdo político, no exento de turbulencias internas, llevó a la presidencia a figuras como Agustín P. Justo y Roberto M. Ortiz. Sin embargo, la alianza demostró ser incapaz de abordar los problemas fundamentales del país y quedó atrapada en disputas internas que la debilitaron.


La crisis económica de 1929 y la Segunda Guerra Mundial golpearon duramente a Argentina. El intento de giro moderado en la política por parte del gobierno de Ortiz se vio frustrado por su renuncia en 1940, dejando paso a Ramón S. Castillo. Su gestión, marcada por la neutralidad en la guerra y la represión al movimiento obrero, acentuó las grietas internas en el radicalismo, que se dividió entre "unionistas" y "intransigentes".


A mediados de los años 40, emergió una nueva fuerza política liderada por Juan Domingo Perón, el peronismo. Astuto en su capacidad para captar el descontento popular y distanciarse de la dirigencia radical, el peronismo no solo derrotó al partido en las elecciones de 1946, sino que también sepultó la era del radicalismo como protagonista político preeminente.


La Década Infame dejó al radicalismo en un estado de crisis y retroceso. La persecución implacable, las luchas internas y la falta de una estrategia política efectiva debilitaron la posición del partido. El ascenso arrollador del peronismo marcó el ocaso de una época, transformando la narrativa política argentina y relegando al radicalismo a un papel secundario.

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