La Década Infame en Argentina (1932-1943): El Reinado Conservador y sus Sombras

En el oscuro periodo de la Década Infame (1932-1943), la etapa conservadora en Argentina se erige como un capítulo marcado por el fraude, la represión y el dominio de las elites. Este análisis crítico desentraña las características, principales figuras y consecuencias de una era que no logró resolver los problemas del país.

En el tejido de la Década Infame, la etapa conservadora (1932-1943) se erige como un monumento a la falta de legitimidad y a la imposición de intereses elitistas. Tras el golpe de Estado de 1930, que derrocó al gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, la llegada de gobiernos civiles conservadores sumió a Argentina en un periodo caracterizado por el fraude electoral, la intervención militar y la represión.

Estos gobiernos, representantes de las elites económicas, terratenientes y oligárquicas, marcaron un periodo de predominio de intereses particulares sobre las necesidades del pueblo. La política económica, anclada en un modelo liberal, abrió las puertas al comercio exterior y redujo el rol del Estado, consolidando así una alianza estrecha con Gran Bretaña, el principal socio comercial del país.

La represión del movimiento obrero y la limitación de las conquistas sociales de la década de 1920 delinearon la política social de la época. Bajo la sombra del antipersonalismo, se combatió ferozmente el liderazgo personalista de Yrigoyen y se emprendió la tarea de desmantelar las bases del radicalismo, sumiendo al país en un panorama político desolador.

La carencia de legitimidad popular, forjada en el fraude electoral y la proscripción de la oposición, marcó una etapa sin respaldo ciudadano. Figuras como José Félix Uriburu, Agustín P. Justo, Roberto M. Ortiz y Ramón S. Castillo lideraron gobiernos que, lejos de resolver los problemas económicos y sociales del país, avivaron el descontento popular.

La etapa conservadora llegó a su fin con el ascenso del peronismo a mediados de la década de 1940, marcando el colapso de la hegemonía conservadora. La Década Infame deja un legado de sombras y un interrogante persistente sobre la capacidad de los gobiernos conservadores para guiar a Argentina hacia un futuro más justo y equitativo.