La masacre de Chacarita - HISTORIANDOLA

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La masacre de Chacarita






Se conoce con el nombre de Semana Trágica, en la historia argentina, a la represión y masacre sufrida por los trabajadores de Buenos Aires entre los días 8 y el 17 de enero de 1919 cuando reclamaban mejoras en sus remuneraciones y derechos laborales a través de una huelga. Todo esto ocurrió durante el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen y los sucesos son de una magnitud nunca antes registrada que incluyó el único pogromo (matanza de judíos) en nuestro continente.

En los hechos participaron la patronal de los Talleres Vasena, los trabajadores nucleados en la FORA del V Congreso (tendencia anarquista), los violentos rompehuelgas contratados por los empresarios, grupos parapoliciales amparados por el gobierno radical, la policía, el Ejército y la población que respondió con una pueblada generalizada en toda la ciudad.

El término “Semana Trágica” con el que se denomina a la huelga general más larga y cruenta de la historia argentina, fue acuñado por los redactores de la revista Caras y Caretas, y apareció por primera vez en la edición Nº 1059 del 18 de enero de 1919.

A cuesta con sus muertos por las calles de la ciudad
Las estimaciones de época arrojan unas cifras espeluznantes: 700 muertos, entre 2.000 y 4.000 heridos, y unos 55.000 detenidos en todo el país, sin contar los desaparecidos, Las cifras estimadas surgen de las siguientes fuentes: La Vanguardia (14-1-19), 700 muertos y 2.000 heridos; Mario Boratto (en Solominsky, Naum: La Semana Trágica, Bs. As., Biblioteca Popular Judía, 1971), 700 muertos, 4.000 heridos y varios miles de presos; Diego Abad de Santillán (en LAFORA, ideología y trayectoria), 55.000 detenidos; El Diario (18-1-1919), 55 desaparecidos.

En este artículo dejaremos de lado todo lo sucedido en esta semana para centrarnos exclusivamente en la jornada del día 9 de enero de 1919 cuando los familiares de los trabajadores asesinados se dispusieron a enterrar a sus seres queridos en el cementerio de la Chacarita. Esos fueron los hechos.



Los Hechos

Eran las 2 de la tarde cuando se organizó un imponente cortejo fúnebre desde el local metalúrgico de Nueva Pompeya que se había dispuesto realizar una solemne marcha de 83 cuadras que llevaría los féretros a mano hasta el cementerio de la Chacarita.(1) Alrededor de las 3 de la tarde  "partió el cortejo fúnebre encabezado por la «autodefensa obrera», unos cien trabajadores armados con revólveres y carabinas. Detrás, una  compacta columna de miles de personas,”el pobrerío» como les gustaba llamarlos a  los pitucos. El cortejo enfiló por la calle Corrientes hacia el Cementerio del Oeste (La Chacarita)."(2)

"A la cabeza marchaba un numeroso grupo de entre 100 y 150 obreros armados con
El luto de las mujeres de los obreros asesinados 
revólveres, “gritando consignas contra Vasena y la policía”, entremezclado con los familiares de las 
víctimas y varias mujeres pertenecientes a centros femeninos; detrás venían los ataúdes, y una compacta masa de trabajadores metalúrgicos, marítimos, del calzado, estibadores, albañiles, pintores, choferes, panaderos, caldereros y otros diversos gremios, portando banderas negras y rojas. También se hallaban presentes representantes de la FORA del V congreso; y en sus memorias, Sebastián Marotta –titular de la FORA sindicalista– asegura haber encabezado la marcha en automóvil junto al consejo federal de esa organización, aunque ningún testimonio de época confirma esta aseveración." (3)

Gracias al trabajo de varios investigadores hoy podemos saber el trayecto de la multitud que trasladaba a sus trabajadores caídos. "La columna tomó por Amancio Alcorta, Monteagudo, y Rioja hasta San Juan, donde se le unieron los manifestantes del centro socialista de la 8ª circunscripción, siguiendo luego por la calle Rioja. La cantidad de manifestantes difiere de manera notable según las fuentes: 200.000 para La Protesta, 50.000 para El Día de Montevideo, 20.000 para Carlos Ibarguren y 10.000 para Caras y Caretas." (4)
Los "niños" de familia bien salían a asesinar obreros y judios como
verdaderas fuerzas parapoliciales 

Pero el peregrinar de los familiares y trabajadores no fue nada fácil. "Al llegar el cortejo por Rioja a la esquina de Cochabamba, donde estaba la fábrica de Vasena, recibió un fuego graneado de Mauser desde los altos del edificio. El grueso de la columna retrocedió hasta Constitución para rodear la fábrica y pasar por Oruro. Pero en Cochabamba, un importante número de manifestantes se parapetó detrás de los carros volcados, para responder el fuego.(5) Domingo Varone, uno de los protagonistas de aquellos sucesos, dejó un vivo testimonio de lo ocurrido allí: 
“Fue el comienzo de una confusa y dramática batalla. Algunos obreros, de manera muy aislada, hacían fuego con revólveres, pero lo cierto es que no había armas suficientes para responder a las incesantes descargas de fusilería. A la primera insinuación fueron tomadas las armerías de los alrededores, sin detenerse a elegir los tipos de arma ni los calibres de la munición. Así, en medio del tiroteo se oían gritos de manifestantes que intercambiaban proyectiles: “cambio calibre 32 por 38” o “38 por 45”. Otros grupos de obreros trataban de derribar los sólidos portones de hierro de los talleres empujando contra ellos carros de basura de la municipalidad, que habían encontrado abandonados y sin caballos en las calles de la misma manzana. –¡Vení, pibe, traé papeles, maderas y nafta!– oí que me decían algunos que intentaban prender fuego para quemar un portón de madera. –Estos hijos de puta no paran de tirar (el portón apenas comenzaba a arder)... el combate siguió hasta la noche”.(6)


Otro testimonio de estos sucesos fue Clorinda Boratto, que entonces tenía siete años y tuvo la posibilidad de ver escenas similares desde la terraza de su casa ubicada en la calle Barcala 3063: 
“Los obreros querían incendiar la fábrica. Y la fábrica no la podían incendiar… qué locos que eran ... agarraban los carros de basura, sacaban los caballos y los ataban en el árbol con las correas, los traían, y cuando doblaban en esta calle de acá a la vuelta, lo encendían y venían con los carros –yo eso lo veía desde arriba de mi casa– y empujaban el portón. ¿Qué iban a empujar, si eso era una chapa de fierro?”.(7)
"En la parte trasera de la fábrica, Oruro y Urquiza, se repitió la misma escena al pasar el cortejo y ser nuevamente baleado desde las alturas del edificio; también en esta esquina, otro contingente de manifestantes se abrió de la columna para atacar la fábrica, prendiéndole fuego a los depósitos de forrajes, mientras el cortejo se alejaba lo más velozmente que podía por la diagonal Oruro en dirección noroeste." (8)

En las calles que rodeaban la fábrica quedaron tendidos varios obreros muertos y heridos. Los trabajadores no querían que las ambulancias de la Asistencia Pública se los llevaran, por temor a que la policía los atrapara después. De esa manera, los practicantes que llegaron al lugar fueron muy mal recibidos por los piquetes huelguistas: 
“La culpa la tuvieron los obreros. Nosotros vinimos con la ambulancia. Pero nos quisieron apalear a nosotros. Les dijimos que éramos humanitarios, que veníamos a aliviar a los heridos. Pero nos cortaron los tientos y nos espantaron los caballos y nos quedamos varados con el carro de la ambulancia. No pudimos hacer nada. Y había una cantidad de heridos impresionante”.(9)
Ahora el cortejo, se encontró disminuido en su número debido a la conmoción derivada de los ataques y por que grupos de trabajadores debieron quedarse combatiendo para que la procesión pueda continuar su marcha "por San Juan, doblando al norte en Boedo. Al llegar a la esquina de Humberto I, un piquete desprendido de la columna se detuvo a asaltar una armería, mientras que el resto continuó su marcha por Boedo, Rivadavia, Medrano y Corrientes, para allí doblar en dirección oeste hacia la Chacarita."(10)

Los trabajadores estaban decididos, debían llegar al cementerio a rendirles los honores a sus hermanos caídos. Cerca de Rivadavia y Medrano, grupos que se habían desprendido de la columna principal fueron a "detener algunos vehículos que estaban circulando. De esa manera, en Rivadavia y Virrey Liniers el comisario de la 10ª hirió de un tiro en la pierna a un pibe, cuando su grupo quiso interceptar el auto en que viajaba; y en Rivadavia al 4000, otro grupo tomó por asalto un carro de bomberos, puso en fuga a sus ocupantes, desenganchó sus caballos y le prendió fuego. (11)

En el caminar de las trabajadores quedó registrado que el barrio de Almagro también quedó conmocionado. Monseñor Santiago M. Ussher, quien era capellán de la iglesia y fiscal eclesiástico de la Arquidiócesis de Buenos Aires dejó su testimonio que cuenta lo sucedido en la Iglesia Jesús Sacramentado y en el Colegio-Asilo Casa de Jesús ubicado en Corrientes 4471, :
“El mencionado día 9 de enero, por la tarde, de dos a tres, notábase en estas cercanías, sobre todo en la calle Corrientes, de Gazcón a Río de Janeiro, una concurrencia extraordinaria, formada en gran parte por menores de edad. El objeto ostensible de la aglomeración era presenciar el paso del cortejo fúnebre... Molestaban con gritos y pedradas a los vehículos que acertaban a circular por allí, en particular a los coches del tranvía Lacroze. Lograron detener a cuatro de éstos, dos en la esquina de Corrientes y Yatay a pocos metros del colegio, y dos como a cuadra y media más afuera, los que fueron destrozados e incendiados entre la algarabía de la chusma desbordada ... Más o menos al mismo tiempo, dos cuadras hacia el centro asaltaron y saquearon una armería ... En el ínterin, improvisados oradores, entre ellos una mujer con una bandera roja en una mano, y según numerosas versiones, un revólver en la otra, arengaban en diferentes sitios a la multitud, que atraída por los diversos incidentes aumentaba por momentos. Los observadores que menor número le asignan, aseguran que pasaba de dos mil; el cálculo más corriente es que había de cinco a diez mil personas cuando se inició el atentado” (12)
El templo de la calle Corrientes 
No debemos olvidar mencionar que "al paso de la columna por las armerías, estas eran asaltadas por algunos de los manifestantes que» expropiaban» armas cortas, carabinas y fusiles para» la revolución social."(13) la armería en cuestión pertenecía a los hermanos Giacomello, Corrientes 4187 (14) Todo fue caótico. Mientras tanto en el cruce de Corrientes y Angel Gallardo hubo otro incidente donde "se cambiaron varios tiros entre manifestantes y bomberos, logrando poner en fuga a éstos últimos;" y "a la altura de Yatay, se quemaron dos tranvías"(15).  

Mientras que en el templo de Jesús Sacramentado como era obvio, "manifestantes anarquistas comenzaron a gritar consignas anticlericales. La respuesta no se hizo esperar: dentro del templo estaban apostados policías y bomberos que comenzaron a disparar sobre la multitud cobrándose las primeras víctimas de la jornada."(16) la multitud furiosa atacó la iglesia, armando una gran pira en la nave central, donde se quemaron imágenes y bancos de madera. (17) 

El tiroteo, duró alrededor de 40 minutos y dejó un saldo de varios heridos.(18) Cuando el cortejo llegó a la zona siempre por avenida Corrientes, se encontraron con una balacera en su momento de mayor violencia. Esto hizo que columna se alejara de la avenida para avanzar por las calles laterales y reagruparse más adelante. Es en este punto donde la muchedumbre se desbandó y sólo con mucho esfuerzo y sacrificio pudieron continuar un pequeño grupo de unas 300 personas.(19)

Reducidos en número pero no en valor la marcha funebre debió enfrentar otro tiroteo al pasar al pasar frente a la comisaría 21ª, donde quedaría tendido un cadáver sobre la calzada de la calle Corrientes. Lo que había iniciado como una imponente manifestación obrera se fue reduciendo gracias al hostigamiento armado de policías, bomberos y parapolicías armados que fracasaron en su objetivo de impedir que los obreros rindan homenaje a sus caídos.  Aún así, sin nada más que perder llegaron al cementerio de la Chacarita por su entrada principal donde eran esperados por los efectivos de un regimiento de infantería, agentes del Escuadrón de Seguridad y bomberos fuertemente armados. (20)

Contrariando toda lógica, este cortejo de valientes trabajadores y trabajadoras nunca
El cortejo por las calles. No podrá ser detenido
bajaron sus brazos. Los fueron golpeando, hiriendo y asesinando con la intención de dispersarlos desde Pompeya hasta la Chacarita pero no pudieron. Estaban ahí con sus muertos a cuesta i
ngresando al cementerio, una vez adentro se "dirigieron al sector 13, manzana 6, tablón 15, donde estaban preparadas las sepulturas Nº 19 para Miguel Britos, 20 para Santiago A. Gómez, 21 para Eduardo Basualdo, 22 para Toribio Barrios y 23 para Juan Fiorini. (21)

La gente se fue acomodando como pudo entre las tumbas y comenzaron los discursos de los delegados de la FORA IX. En primera fila estaban los familiares de los muertos. Madres, padres, hijos, hermanos desconsolados y acompañados en el dolor y la necesidad de justicia por miles de personas." (22) "Mientras hablaba el dirigente Luis Bernard, surgieron abruptamente detrás de los muros del cementerio miembros de la policía y del ejército que comenzaron a disparar sobre la multitud. Era una emboscada. La gente buscó refugio donde pudo, pero fueron muchos los muertos y los heridos. Los sobrevivientes fueron empujados a sablazos y culatazos hacia la salida del cementerio."(23) El pánico se apoderó de los manifestantes, quienes apenas atinaron a guarecerse detrás de las bóvedas, e incluso arrojándose dentro de las fosas recién abiertas, para luego intentar huir por los fondos del cementerio. A las 18.30, los féretros quedaron insepultos, y al menos tres nuevos cadáveres quedaron tendidos en el camposanto (24) La gente escapaba por la parte del cementerio que da a la calle Warnes y el ferrocarril Pacífico.(25)

"Según los diarios, hubo 12 muertos y casi doscientos heridos. La prensa obrera habló de 100 muertos y más de cuatrocientos heridos. Ambas versiones coinciden en que entre las fuerzas militares y policiales no hubo bajas. La impunidad iba en aumento. No había antecedentes de semejante matanza de obreros."(26)

Estos fueron los sucesos de lo que se denomina la Masacre de Chacrita, uno de los hechos más cobardes realizados por el Estado argentino hasta ese momento. Donde sobresalió la entereza y la dignidad del pueblo trabajador que movilizado no se amilanó y siguió en la calle exigiendo justicia y pidiéndoles a sus dirigentes que continuara la huelga general, cosa que efectivamente ocurrió. Paralelamente, mientras se producía la masacre de la Chacarita un nutrido grupo de trabajadores rodeó la fábrica Vasena y estuvo a punto de incendiarla. 


Walter Onorato 

Bibliografía
(1) Silva, Horacio Ricardo. Días rojos, verano negro: enero de 1919, la semana trágica de Buenos Aires. Editorial: Libros de Anarres, Buenos Aires, 2011, pág 168
(2) Pigna, Felipe. Los mitos de la historia argentina 3. Editorial: Buenos Aires : Booket, 2010.
(3) Op.Cit (1), pág 168
(4) Ibid, 169
(5) Ibid, 169
(6) La Memoria Obrera, obra citada.
(7) Entrevista realizada por Silva, Horacio Ricardo el 6-1-2004.
(8) Diario La Vanguardia, 10-1-19.
(9) Entrevista al entonces practicante Héctor Piragin, publicado en la revista Confirmado el 11-1-1979.
(10) El recorrido del cortejo fue extraído de El Diario, 9-1-19.
(11) Buenos Aires Herald, 10-1-19 y El Diario, 9-1-19
(12) Silva, Horacio Ricardo, 171
(13) Op. Cit (2)
(14) Silva, Horacio Ricardo pág 171
(15) Silva, Horacio Ricardo en  http://www.cementeriochacarita.com.ar/
(16) Op. Cit (2) 
(17) Silva, Horacio Ricardo en  http://www.cementeriochacarita.com.ar/
(18) El Diario, 10-1-19.
(19) La Vanguardia, 10-1-19.
(20) La Vanguardia, 10-1-19.
(21) Cementerio de Chacarita: Libro de enterramientos parroquia – varones,
folios 111 y 112, enero de 1919.
(22) Op. Cit (2)
(23) Ibid,
(24) Buenos Aires Herald, 10-1-19. El comisario Adolfo Rodríguez, en su Historia de la Policía Federal, eleva esta cifra a 12, agregando que también hubo “varios policías heridos”
(25) Testimonio extraído del film Anarquistas parte I, de Leonardo Fernández.
(26) Op. Cit (2)

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