La detención de Cayetano Santos Godino por el crimen brutal del niño Gesualdo Giordano reveló una serie de asesinatos impactantes que estremecieron a la sociedad. El oscuro pasado de este joven de 16 años, conocido como El Petiso Orejudo, se develó tras la macabra confesión y el hallazgo del piolín utilizado en el asesinato.
La aprehensión de Cayetano Santos Godino, también conocido como El Petiso Orejudo, conmocionó a la sociedad tras el escalofriante descubrimiento de su pasado criminal. El reciente arresto por el asesinato de Gesualdo Giordano, un niño de tres años, desenterró una serie de atrocidades que marcaron la historia de la crónica policial argentina.
El piolín encontrado en posesión de Godino resultó ser la clave para esclarecer no solo el último crimen, sino también otros atroces actos cometidos por este joven de tan solo 16 años. Confesó dos asesinatos previos: el de Arturo Laurora, de 13 años, cuyo cuerpo fue descubierto en un baldío a principios de ese año, y el de Reina Vainicoff, una niña de cinco años a quien prendió fuego, causándole heridas fatales.
Además de estos crímenes atroces, se le imputaron tres intentos de asesinato y múltiples incendios, revelando un patrón de violencia y destrucción en su historial delictivo. Con tan solo 16 años, Cayetano Santos Godino se convirtió en el primer asesino serial en la crónica policial argentina, dejando una huella de horror en la memoria colectiva.
Su destino final fue el penal de Ushuaia, donde la historia tomó un giro aún más sombrío: los reclusos acabaron con su vida en 1944, después de que Godino provocara la muerte del gato que servía como mascota en la prisión.
El oscuro legado de El Petiso Orejudo permanece como un recordatorio escalofriante de la capacidad humana para el mal, dejando a la sociedad atónita ante la oscuridad oculta detrás de la apariencia juvenil de este asesino en serie.
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