Los movimientos fascistas adoptaron desde el periodo de entreguerras el llamado "saludo romano", consistente en alzar el brazo derecho con la palma hacia abajo. Sin embargo, este saludo probablemente no existía en la antigua Roma o tenía un significado muy distinto.
(Abel G.M.) Uno de los elementos visuales más característicos del fascismo es el llamado “saludo romano”, que consistía en alzar el brazo derecho (en un ángulo de entre 120 y 140º respecto al eje vertical del cuerpo), con la palma mirando hacia abajo y generalmente acompañado de una proclama a favor de la patria o el líder de turno. Sin embargo, los orígenes romanos de este saludo son inciertos y probablemente se trate de una invención histórica.
LOS ORÍGENES DEL SALUDO
No existen pruebas reales que en la antigua Roma se saludara a los líderes de esta manera ni mucho menos que esta fuese una manera de mostrar devoción hacia ellos. Si bien hay estatuas que muestran una postura similar (como la estatua ecuestre de Marco Aurelio o la de Augusto en uniforme militar), la posición del brazo es distinta y además son los líderes quienes realizan el saludo a su audiencia y no al revés. Probablemente estos gestos estuvieran más relacionados con la oratoria, como una forma de llamar la atención del público, de pedir atención o de agradecer una respuesta calurosa a sus palabras o a su presencia.
Juramento de los Horacios (1784), de Jacques-Louis David. Foto: Museo del Louvre (CC)
EL PRIMER EJEMPLO EN EL ARTE
No es hasta mucho tiempo después que este gesto aparece en su forma conocida. Un primer ejemplo es el cuadro Juramento de los Horacios (1784), de Jacques-Louis David: esta pintura representa un episodio mítico de la historia romana en el que tres hermanos de la familia de los Horacios son designados para representar a Roma en un duelo que decidirá el destino de la guerra entre esta ciudad y su vecina Alba Longa. Los hermanos hacen este saludo frente a su padre, que les entrega sus espadas.
Un segundo posible origen se remonta a la Edad Media y es más cercano al saludo fascista, pero poco tiene que ver con la antigua Roma. Según algunos historiadores del siglo XIX, este gesto se usaría en las ceremonias de coronación de los reyes germánicos, que eran llevados sobre un escudo mientras sus soldados les saludaban de tal modo. Sin embargo, nuevamente no existen pruebas contemporáneas de la época a la que supuestamente se remonta dicha tradición.
Illustrated Exhibitor: Ceremonia de aclamación de un rey germánico según Illustrated Exhibitor (1852). Foto: CC
EL SALUDO MODERNO
Aunque los dos primeros movimientos que adoptaron este supuesto “saludo romano” – el fascismo italiano y el nazismo alemán – tuvieran formas similares (si bien el saludo nazi era con la palma horizontal, mientras que el fascista mantenía la mano con la misma inclinación del brazo), sus orígenes eran distintos.
En el caso italiano, se atribuye el primer uso del saludo al cuerpo de “legionarios” de Gabriele d'Annunzio. Este político y militar italiano dirigió en 1919 un cuerpo de voluntarios que capturaron la ciudad de Fiume (actual Rijeka), disputada entre los reinos de Italia y Serbia, con la intención de reclamarla para su país. D'Annunzio fue el predecesor de mucha de la “escenografía” fascista, incluyendo este saludo de sus tropas como una expresión de lealtad a la patria y a su Duce o comandante. Posteriormente fue adoptado por Benito Mussolini como un símbolo de conexión con el antiguo Imperio Romano, que él aspiraba a resucitar.
El saludo nazi es más complejo. Aunque con toda seguridad lo copió del saludo fascista, en este caso imitaba la presunta aclamación de los reyes germánicos durante su coronación, relacionándolo con el antiguo Imperio Romano Germánico y no con el Romano. Adolf Hitler imprimió algunas variantes, como la mano en posición horizontal y la aclamación al líder (Heil Hitler, “viva Hitler”; o Sieg Heil, “viva, victoria”).
Mussolini inspeccionando tropas durante la guerra ítalo-etíope (1935-1936). Foto: Comune di Cinisello Balsamo
SALUDO NAZI POR DOQUIER
La versión española del saludo imitaba la italiana en postura y ángulo: fue introducida por José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, y fue adoptado por el bando Nacional durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura de Franco. Después de la derrota del Tercer Reich en 1945, los regímenes que habían sido cercanos al Eje, como el franquismo, dejaron de usarlo en actos oficiales para facilitar su aceptación internacional.
Otros movimientos fascistas tendieron a copiar la versión italiana del saludo más que la alemana. Por otra parte, no fueron los únicos: en otros países hubo versiones similares, como el “saludo Bellamy” en Estados Unidos, que dejaron de utilizarse por su parecido con el nazismo. Durante el siglo XX también se empleó a menudo en obras de ficción ambientadas en época romana (sobre todo películas), pero actualmente ha caído en desuso por considerarse una falsedad histórica.
Fuente: National Geographic
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