Desigualdad arraigada: Radiografía de la sociedad colonial en América - .

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Desigualdad arraigada: Radiografía de la sociedad colonial en América

Exploramos las profundas disparidades que caracterizaban a la sociedad colonial, donde el poder y los privilegios estaban concentrados en las manos de unos pocos, dejando a la mayoría sometida a un sistema jerárquico y discriminatorio.



La sociedad colonial que se desarrolló en nuestro actual territorio era, en esencia, un complejo entramado de jerarquías y desigualdades que marcaban de manera incontestable la vida de sus habitantes. Dividida en estratos claramente definidos, esta sociedad reflejaba un sistema de opresión que aún resonaría en los anales de la historia.


En la cúspide de esta estructura se encontraban los españoles peninsulares y los criollos, conformando el grupo dominante conocido como "vecinos". Este sector detentaba el control político y económico, relegando a mestizos, indígenas y esclavos africanos a un estatus de sometimiento y marginación. La discriminación no solo era palpable en la práctica, sino también legalmente sancionada, estableciendo diferencias de derechos según el origen étnico.


Los españoles peninsulares, ocupando cargos superiores en la estructura estatal colonial, mantenían un control firme sobre la administración y la política, con el virrey como representante directo del rey de España. Mientras tanto, los criollos, a pesar de su posición inferior, comenzaron a formar una incipiente burguesía criolla, accediendo a la educación superior y absorbiendo las corrientes ilustradas que cuestionaban las estructuras de privilegio.


En contraste, los sectores populares de la sociedad colonial constituían un abanico diverso de mestizos, indígenas, blancos "pobres" y esclavos africanos. Los mestizos, aunque libres, enfrentaban restricciones en derechos civiles y políticos, mientras los indígenas eran explotados como fuerza laboral forzosa. Los esclavos africanos, en la parte más baja de la jerarquía, eran tratados como meras mercancías, relegados a las tareas más pesadas y sin derechos propios.


Esta sociedad no solo era desigual económicamente, sino también jurídicamente, estableciendo una división flagrante de derechos basada en el origen étnico. Así, la discriminación impregnaba todos los aspectos de la vida cotidiana, configurando un sistema que, lejos de ser meritocrático, perpetuaba la injusticia y la opresión. La sociedad colonial, en lugar de ser un crisol de diversidad, se revela como un escenario donde la jerarquía y la desigualdad eran moneda corriente.

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