Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, uno de los resultados más claros de esta contienda es el afianzamiento de Estados Unidos como potencia económica a nivel mundial. A consecuencia de esto en 1944 se realizó la conferencia de Bretton Woods, donde se impone su propia moneda, el dólar, como “patrón” para todas las operaciones comerciales internacionales y por otro lado se dió origen a dos instituciones que tienen actualmente una importancia fundamental en la economía mundial: el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para completar este sistema hegemónico en 1947 se agregó un mecanismo de negociación para establecer nuevas reglas en el comercio mundial denominado el Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y Comercio (GATT).
El FMI es un organismo especializado de la ONU que fue creado para ayudar a los estados miembros a equilibrar su balanza de pagos quedando su sede en la ciudad de Washington como una clara señal de poder.
En Argentina el presidente constitucional Juan Domingo Perón se había negado sistemáticamente a asociar a nuestro país al FMI, porque prefería mantener la soberanía económica negociando préstamos en forma bilateral con los países con que se tenían relaciones comerciales. Perón sostenía que era más conveniente este tipo de vínculos antes que los empréstitos del FMI que condicionaban toda la política económica del país. La actitud de independencia y soberanía económica trae como consecuencia el rechazo norteamericano a esta postura de la Argentina que repercutió en inconvenientes para la venta de los granos a los países europeos que estaban auxiliados por los Estados Unidos con el Plan Marshall. Situación que explica el profundo odio hacia Perón por parte de la oligarquía terrateniente local.
En esta historia del inicio de relaciones entre el FMI y la Argentina, existe un nombre y apellido que no puede dejar de ser mencionado. Me refiero a Raúl Prebisch quien era el director ejecutivo de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina). Un organismo dependiente de la ONU que en el mes de agosto de 1955 se había expresado de la siguiente manera sobre el estado de nuestra economía: “La rápida recuperación de la industria Argentina en 1954 recibió el impulso inicial del aumento de sueldos y salarios que originó una intensa demanda de bienes de consumo. [... y una] subida del nivel de producción”
Un mes después de las declaraciones de Prebisch se concreta el golpe de estado que derrocó al presidente constitucional y asume el dictador Pedro Eugenio Aramburu y los militares lo convocan para que analicen nuestra economía. Realiza una visita a nuestro país el 2 de octubre de 1955 y en pocos días elaboró un informe que decía: “la Argentina atraviesa por la crisis más aguda de su desarrollo económico; más que aquella que el presidente avellaneda, hubo de conjurar “ahorrando sobre el hambre y la sed”, y más que la del 90 y que la de hace un cuarto de siglo (en 1930), en plena depresión mundial.”
Esta mutación del pensamiento del economista no fue tomada en cuenta por el gobierno de facto o simplemente no importó la gran contradicción existente entre los informes realizados sólo con un año de diferencia y se lo tomó como cierto.
Habia tantas incongruencias que según este sondeo en octubre teníamos un déficit en la balanza de pagos de 186 millones de dólares, y en noviembre se habló de 200 millones. El gobierno de los militares ni siquiera le preguntó a los funcionarios del Banco Central si estos datos eran ciertos. De acuerdo al balance de pago de 1955 la Argentina debía 155 millones de pesos, que traducidos a dólares era menos de 30 millones. El gran economista, el gurú internacional tenía un simple error de cálculos estimado en 170 millones de dólares, obviamente en perjuicio nuestro.
Pero tomando la información de respetados investigadores hoy podemos asegurar que la Argentina no estaba pasando por crisis económica porque su PBI había crecido en un 5,6% anual, la recesión de los años anteriores había sido superada, creciendo el consumo un 9,1% de promedio anual entre 1954 y 1955, el nivel de empleo aumento y la inversión creció en un 12 coma 2%. (Brailovsky, 1995: 156)
Por este informe “tramposo” que daba una visión negativa de nuestra economía tuvo como resultado final la justificación necesaria para que la Argentina ingrese al FMI y que sea “socorrida” con sus préstamos. Como se dijo al principio de este artículo, el ingreso a este “club” condicionaba la economía nacional porque para recibir esos créditos se debía cumplir con las pautas de política económica interna establecidas por el FMI.
Las famosas recomendaciones del fondo siempre fueron las mismas. En 1955 nuestro amigo Prebisch pedía:
- Alentar la producción rural transfiriendo al una mayor proporción del ingreso nacional;
- Convocar a capitales extranjeros;
- Restablecer el Mercado Libre de Divisas;
- Eliminar progresivamente el control de precios sobre artículos de primera necesidad;
- Privatizar empresas comerciales e industriales del estado;
- Comprimir el nivel de ocupación Industrial es decir que haya menos obreros industriales, supuestamente para que vuelvan a trabajar al campo. (Eggers-Brass, 2006: 536)
Por otro lado el gobierno del dictador Aramburu, además de andar fusilando personas, suprimió los controles de cambio, la comercialización de las exportaciones con intervención Estatal y aplicó fuertes devaluaciones que beneficiaron como siempre a la burguesía agraria más concentrada. También congeló los salarios y suprimió todo subsidio al consumo de los sectores populares. Mantuvo la política petrolera y concretamente no impulsó ningún plan para traer inversiones extranjeras.
La historia y la experiencia nos advierten que estas medidas economicas solo benefician a unos pocos en detrimento de la gran mayoria. Pero es aun mas indignante saber que los mismos militares de la “Revolucion Fusiladora” conocían de antemano las consecuencias negativas que recaerian sobre el pais con estas medidas economicas. El ministro de aeronáutica le envió a Aramburu un informe el 30 de noviembre de 1956 donde le aclaraba que el plan psto en marcha provocaría el aumento del costo de vida, la disminución de nuestras exportaciones, la disminución de nuestras reservas, la disminución del área sembrada de nuestros cereales, la baja de los valores de la bolsa, la continuación de evasión de divisas, la reducción del comercio con los países limítrofes, el obstáculo al desarrollo industrial, el aumento general de los productos importados, etc. (Eggers-Brass, 2006: 536)
Sin lugar a dudas, estos años de gobierno militar con el supuesto apoyo internacional del FMI significó el estancamiento del sector industrial y una importante transferencia de ingresos hacia el sector agropecuario. Te resulta conocida esta historia? Bueno, podemos decir aún más ya que la falta de un plan económico con objetivos definitivos tuvo como resultados hacia 1958 saldos cada vez más deficitarios de la balanza comercial y una inflación descontrolada.
Para cerrar es interesante releer lo que Perón decía varios años después desde su exilio en España :
(…) Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al famoso Fondo Monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones. Este fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas del “mundo libre”, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida.”
Es que tenía razones para opinar así porque durante su gobierno Argentina pasó de deber de 12.500 millones de pesos moneda nacional a ser por primera vez en su historia un país acreedor por más de 5.000 millones de pesos moneda nacional. En 1958, cuando concluyó la dictadura autodenominada "Revolución «Libertadora», la Argentina dejó de ser un país acreedor para volverse a tener una deuda externa que superaba los mil millones de dólares, mucho más que lo que recibieron algunos países europeos que habían sufrido la segunda guerra mundial.
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Prof Walter Onorato
https://twitter.com/WalterOnorato
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Nota: Si tenemos en cuenta que los préstamos y ayudas otorgado por Estados Unidos a Europa para el periodo 1946-1961 llegamos a la conclusión que nuestro país se endeudó más que algunos países que habían sufrido la segundo guerra mundial. Por ejemplo Suecia recibió 108 millones: Dinamarca 303 millones; Noruega 349 millones; Bélgica 741 millones; Austria 1.170 millones; Espana 1.170 millones
Bibliografía
Alonso, María; Elisalde, Roberto; Vázquez Enrique: Historia la Argentina del siglo Xx. capital Federal: Aique, 1997
Eggers Brass, Teresa: Historia Argentina una mirada crítica. Ituzaingó, Maipue, 2006
Galasso, Norberto: De la Banca Baring al FMI: Historia de la deuda externa argentina (1ª edición). Buenos Aires: Colihue. 2002
García de Cortázar Fernando y Lorenzo Espinosa José María: Historia del mundo actual 1945-1995. Madrid, Alianza editorial 1996
Peron, Juan Domingo: Mensaje enviado desde el exilio. Madrid, 1967