En el día de ayer el periodismo militante de Cambiemos salió a salvar la caída en picada del gobierno de Mauricio Macri. Toda una investigación armada sobre hechos de corrupción por coimas pagadas por empresarios a funcionarios del estado. Esto no debemos de olvidarlo en ningún momento.
La investigación, cuando es observada con mente crítica, obtiene ribetes descabellados que incluye
cuadernos Gloria, un anotador, fotos, videos y para el deleite de los seguidores de la ruta del "dinero K" las facturas que indicaría la compra de los bolsos en una marroquinería de once. Esto último se convierte casi en una cargada si hasta uno se puede imaginar como deben estar diciendo... "están hasta las manos... hasta las facturas de los bolsos..." La verdad no recuerdo algo más difícil de conseguir que una factura de un negocio de Once. (No se enojen, es un chiste)
El militar retirado, según el relato del diario Clarín, se separó de su pareja y se instaló en un apart hotel del barrio de Parque Centenario donde conoció a una señora llamada Hilda Horovitz que era la encargada de del "apart hotel" con la cual inició una relación sentimental.
El ex suboficial, Oscar Centeno y Horovitz se mudaron a una casa en Martínez, en la zona norte del Gran Buenos Aires, para después pasar a un edificio en Bartolomé Mitre 2227 que era propiedad del militar para finalmente en el año 2012 mudarse otra vez a Olivos.
Ahora bien, los cuadernos aparen de la siguiente manera. El militar retirado realiza una denuncia por extorsión a la señora Hilda Horovitz y declara ante la fiscal Silvana Russi que "la relación entre los dos siempre fue compleja" y "para 2015, la convivencia se volvió insostenible" y agregó que su ex pareja lo había extorsionado reclamándole dinero a cambio de callar lo que sabía sobre el dinero que transportaba en el Toyota Corolla que manejaba.
Fue en esta causa donde es llamada Hilda Horovitz a declarar y describió que Centeno llevaba a Baratta a recorrer cuevas financieras para buscar dinero que era retirado en bolsos (aquellos comprados en Once). En la misma declaración la ex mujer del suboficial reitrado expresó que Baratta le daba dinero a Centeno a cambio de su silencio y que ese dinero sirvió para comprar la casa de dos plantas en Olivos en la que vivía el remisero. (Fuente)
La ex mujer de Centeno, Horovitz, había realizado su debut como denunciante en la causa de gas licuado donde pidió declarar y mencionó a los supuestos bolsos con el condimento indispensable con sabor a Troll: la existencia de una bóveda en la casa de los padres de Baratta.
Con sólo este dato Bonadio allanó y por supuesto, como pasó en las investigaciones de Lanata o Marijuan, no se encontró ninguna bóveda, al punto que el abogado de Baratta declaró que Bonadio le destruyó la casa. (Fuente)
Lo relatado ocurre el 1 de noviembre de 2017 después de varios años de conflicto con su ex pareja que incluyeron "PUTIADAS Y TROMPADAS (SIC)" por ese motivo Horovitz se presentó ante el juez federal Claudio Bonadio y "solicitó se le recibiese declaración testimonial en la causa Núm. 10.456/2014, caratulada 'De Vido, Julio Miguel y otros s/defraudación contra la administración pública".(Fuente) No se debe dejar de mencionar que también aseguró que el ex militar compró una casa en Salta y departamentos en Capital, que se convierten en el centro de las disputas de la pareja. La mención de estos bienes le valió la imputación en otra causa, por enriquecimiento ilícito, que es llevada adelante por el juez Sergio Torres y la fiscal Alejandra Mangano. (Fuente)
Sería interesante que nos realicemos algunas preguntas. Oscar Bernardo Centeno un suboficial del Ejército retirado. Fue chofer durante una década de quien se considera la mano derecha de Julio de Vido, anotó todo, filmó todo y guardó todo. Desde ya suena increíble que esto sea una actitud normal salvo que haya realizado un trabajo por encargo. En definitiva ¿era un espía? ¿a quién respondía? Hay versiones que son inquietantes, mucho más si pensamos que el jefe de la Secretaría de Inteligencia era Antonio Jaime Stiuso y que luego de la muerte de Alberto Nisman se convirtió en el enemigo número uno del Gobierno de Cristina Kirchner. (Fuente)
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